Imagina un mundo donde tu comida es fresca, deliciosa y, además, beneficiosa tanto para tu salud como para tu comunidad. Esta posibilidad es el mundo que exploraremos en este artículo, donde la alimentación saludable se fusiona con la elección de productos locales y de proximidad. Vamos a sumergirnos en un viaje culinario que te llevará desde tu plato hasta el corazón de tu vecindario.
Alimentación Saludable: ¿Qué Significa Realmente?
La alimentación saludable se refiere a un enfoque equilibrado y consciente en la elección de alimentos y patrones alimentarios que promueven la salud y el bienestar en general. Se trata de consumir una variedad de alimentos nutritivos en las cantidades adecuadas para satisfacer las necesidades individuales, manteniendo un equilibrio entre los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) y obteniendo los micronutrientes esenciales (vitaminas y minerales) que el cuerpo necesita para funcionar de manera óptima.
Aunque existen diferentes versiones de lo que se entiende por alimentación saludable, parece que sí que existen una serie de características básicas:
- Completa: Que incluya todos los grupos de alimentos, para obtener todos los nutrientes necesarios para el organismo.
- Equilibrada: Que aporte las cantidades justas de cada grupo de alimentos manteniendo un balance entre sí.
- Variada: Que alterne alimentos del mismo grupo en los diferentes tiempos de comida.
- Inocua: Que su preparación y consumo habitual no represente un riesgo a la salud, es decir, que esté libre de microorganismos patógenos, toxinas, conservadores y contaminantes.
- Suficiente: Que cubra las necesidades de todos los nutrimentos en cada individuo.
- Adecuada: Que se acople a las necesidades y características individuales, como el sexo, edad y estado fisiológico y patológico que sea acorde con los gustos y la cultura de quien la consume.
- Accesible: Que esté al alcance de las posibilidades económicas, sociales y geográficas del individuo.
Cómo llevar a cabo una alimentación saludable.
La OMS ha planteado una serie de alimentos que deberíamos aumentar o reducir para promover una alimentación saludable y de qué forma podríamos conseguirlo:
Frutas, verduras y hortalizas
Comer al menos 400 g, o cinco porciones de frutas y verduras al día.
Para ello propone comer frutas o verduras crudas como tentempié o a media mañana, elegir verduras y frutas de temporada e ir variando para no cansarnos.
Grasas
La OMS propone reducir las grasas a menos del 30% de la ingesta total del día y hace especial mención a grasas saturadas (hoy en día puedes llevar un control en todos los envases) que deben suponer menos del 10%.
Para ello propone cocinar más al vapor o hervido y reducir el uso de fritos. Recuerda que existen aceites como el de oliva que siempre son más recomendables que la mantequilla. También proponen lácteos desnatados en vez de enteros o limitar el uso de alimentos envasados con grasas trans de producción industrial.
Sal, sodio y potasio
Lo habitual es que la gente consuma más sodio a través de la sal que lo que el cuerpo necesita y menos potasio. La sal suele estar en grandes cantidades en productos como los embutidos o procesados.
Como propuesta, revisar los envases y optar por limitar salsas como la de soja para cocinar.
La ingesta de potasio puede mitigar los efectos negativos de un consumo elevado de sodio en la presión arterial. La ingesta de potasio se puede incrementar mediante el consumo de frutas y verduras frescas.
Azúcares
La OMS recomienda reducir a menos de un 5% el azúcar por su potencial riesgo a nuestra salud. Para ello proponen limitar el consumo de alimentos y bebidas azucaradas, golosinas, etc. Primar frutas y verduras sobre productos azucarados.
¿Por qué los productos de proximidad son importantes en una alimentación saludable?
Los productos de proximidad son aquellos que se cultivan o producen en nuestra región o en comunidades cercanas. Al optar por estos productos, estamos apoyando a los agricultores locales y reduciendo la huella de carbono al minimizar los largos trayectos de transporte, por lo que además de contribuir a mejorar nuestra alimentación, también lo hacen en la mejora del medio ambiente.
Como decíamos, una alimentación saludable implica tomar decisiones conscientes sobre los alimentos que consumimos. Significa priorizar alimentos frescos y naturales, ricos en nutrientes esenciales como vitaminas y minerales, y evitar el exceso de grasas saturadas, azúcares añadidos y alimentos procesados. Esta elección nutricional contribuye a prevenir enfermedades crónicas y mantener niveles de energía óptimos.
Por su parte, los productos locales tienden a ser más frescos y, por lo tanto, más ricos en sabor y nutrientes. Además, al comprar a agricultores y productores cercanos, fortalecemos la economía local y fomentamos un sentido de comunidad.
En resumen, la alimentación saludable y local es mucho más que una moda pasajera; es una forma de vida que te beneficia a ti, a tu comunidad y al planeta. Al elegir productos de proximidad, estás apoyando una cadena alimentaria más corta, más sabrosa y más sostenible. Así que la próxima vez que te sientes a comer, recuerda que tu elección importa. ¡Aquí está el poder de lo local en cada bocado!